Bailando bajo la lluvia

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Se casaban Cristina y Juan en La Portilla, la casa más bonita de Comillas. Me habían citado en la casa a media mañana para comenzar el reportaje de manera informal mientras se preparaban para la boda. Al llegar me encontré a la abuela con un recién nacido en sus brazos y aproveché para hacer la primera foto.

 

Recuerdo que mi padre siempre decía que en todas las casas debería haber siempre un bebé. Yo coincido con él. Un bebé siempre aporta buena energía y me gustó encontrar a las familias de Juan y Cristina en un día de celebración como éste, reunidas varias generaciones en la misma casa.

 

Para nuestro trabajo, es una gran oportunidad poder retratar a toda la familia preparándose para el gran día en un lugar donde cada rincón, cada habitación, la escalera, los espejos, guardan la historia, y podrían contar sobre fiestas familiares, momentos de alegría y momentos de duelo.

 

Yo solo os contaré que, después de retratar a la abuela, continué con los preparativos de Juan, y mientras esperaba que el equipo de Seensay terminara de maquillar y peinar a Cristina, me fui colando en las habitaciones fotografiando bonitas escenas y detalles de los preparativos de otras invitadas, el vestido de la novia, el ramo…

 

Cristina se vistió con ayuda de su madre. Era un modelo de Zita Limonne, muy elegante y fácil de llevar. El día estaba gris y amenazaba lluvia. Se oían ya los primeros truenos de la tormenta que se acercaba y la cara de preocupación de la novia era un poema.

 

La tranquilicé como pude, quitando importancia al asunto y al final tuvimos suerte. La tormenta descargó mientras estábamos en la iglesia y pudimos hacer las fotos de la pareja en La Portilla, el cocktail y las fotos de grupo con la familia y los amigos sin mayor problema.

 

La música la puso el cuarteto Scherzando, la decoración floral y el ramo de la novia Sel de flores, el catering Finca de San Juan y la preciosa carpa que nos protegió de la lluvia Jesús Torcida S.L. Del baile se encargaron Chema Erasun Dj.

 

Comimos bajo los castaños mientras llovía y tampoco nos mojamos. Los que si se mojaron fueron los novios, que se emplearon a fondo en la organización de su boda cuidando hasta el mínimo detalle, para que todo el mundo disfrutara a tope del día. Doy fe de que lo consiguieron. Aragoneses y donostiarras celebraron esta boda en la que se cantó, bailó y rió a tope. A pesar de la lluvia todo salió genial.

 

Y aquí os dejo nuestra contribución a esta boda tan especial en la que nos sentimos como en casa y trabajamos muy a gusto. Muchas gracias Cristina y Juan. Espero que nuestras fotos hayan captado toda la alegría y la buena onda que nos dejasteis el día de vuestra boda. Allí os dejamos bailando bajo la lluvia en una noche inolvidable.

 

Un verdadero placer.

 

Ignacio y Lucía