Erase una vez...

reportaje de bodas en cantabria-comillas

 

...una pareja de mallorquines, que eligió celebrar su boda en los rincones más bonitos de Cantabria y me encomendó realizar el reportaje fotográfico de esta pequeña historia.

 

Llegamos a Comillas en una mañana muy soleada. En los jardines de “La Portilla” nos esperaba Tomeu. Le hice algunos retratos mientras terminaba de vestirse en esas estancias donde el tiempo se ha detenido, espacios que invitan a viajar imaginando las muchas historias que sus paredes habrán visto. Viejos espejos que si te asomas, devuelven la imagen de Dorian Grey.

 

Nuestro viaje en el tiempo acababa de empezar. Una hora y muchas curvas después llegamos a un pequeño pueblo del interior de Cantabria, San Sebastián de Garabandal. Allí, en su torre del homenaje, nos encontramos a Carmen antes de posar para mi cámara, ya vestida con un maravilloso traje de cloqué de algodón, que completó con un sencillo velo de gasa, asomada a la ventana de su torre cual desdichada princesa Rapunzel.

 

Llamaron a la puerta y llegó un apuesto caballero, para entregar las flores de su ramo de novia.

A falta de carroza llegó a recogerla un Citroën Pato, un clásico maravilloso en el que se trasladó hasta la iglesia de Santa María de los Ángeles en la villa marinera de San Vicente de la Barquera.

 

Entró en la Iglesia del brazo de su padre y padrino, acompañada por un cortejo de pequeños pajes y damas de honor, que le ayudaron con su larga cola. Fue un momentazo.

 

La ceremonia religiosa se celebró en compañía de los más íntimos amigos y familiares. Fue un momento sublime cuando el hermano de la novia entonó una cantiga medieval acompañado por su guitarra.

 

Y tras las firmas de rigor, la salida de los recién casados, algunas fotos en el entorno del Castillo y un viento que nos llevó volando hasta los jardines de “La Portilla”, donde aproveché para fotografiar a la pareja en la escalinata de piedra que da acceso a la gran casa solariega de los López de Lamadrid.

 

Aproveché también los interiores del Salón Chino, con sus frescos de flores y esa galería acristalada que te sumerge en el jardín, para retratar a Carmen y Tomeu en la butaca “tu y yo”, ideal para un primer cambio de impresiones.

 

Luego vinieron el cocktail, las fotos de grupo, la cena bajo una carpa transparente, que dejaba ver las copas de los arboles, una mesa de chuches, que hizo las delicias de grandes y pequeños y un animadísimo baile, amenizado con la buena música de los hermanos Erasun Djs.

 

Una boda preciosa, con las localizaciones perfectas para disfrutar fotografiando y con un equipo de profesionales de gran nivel, no se puede pedir más.

 

Gracias Carmen y Tomeu, la vuestra fue una boda inolvidable, espero que nuestras fotos hayan estado a la altura. Estamos deseando verlas en el álbum…

 

Hasta siempre,

Lucía y Miguel.