William Morris y el mundo de las artes y oficios

William Morris y el mundo de las artes y oficios

 

La primera referencia que tuve de este artista total fue en mi infancia, en casa de mis padres cuando los oí hablar del Morris del Tío Rafael, un sillón de madera y cuero con respaldo reclinable y dos amplios reposabrazos, uno con hueco rectangular a modo de revistero y otro con hueco circular a modo de posavasos. Un mueble muy apreciado por mi madre, ávida lectora, que ha heredado mi hermano Manolo junto con la afición por la lectura. Así que todo lo que sabía de Morris era que el nombre respondía a una firma de muebles inglesa de mucho prestigio.

 

Muchos años después, en un viaje a Madrid que, como siempre, aproveché para visitar exposiciones, coincidió que en la Fundación March exponían una retrospectiva de la obra de William Morris y el movimiento Arts & Crafts en Gran Bretaña y me acerqué a visitarla con mi hija Cecilia, estudiante de diseño. Yo al menos quedé impactada por todo lo que allí encontré, muebles, tapices, vidrieras, papeles pintados, alfombras, piezas de cerámica, cristal, metal, lámparas... A cuál más bonita. Maravillosos diseños inspirados en la naturaleza, piezas de artesanía elevadas a la condición de obras de arte.

 

Por eso digo que William Morris fue un artista completo al modo renacentista pero en la época victoriana, pues nació en 1838, en una acomodada familia de empresarios británicos. Estudió en Marlborough y en el Exeter College de Oxford, y dedicó su vida al arte. Al arte de crear belleza, pues hizo de su casa, la Red House, construida por el arquitecto Philip Web, una obra de arte fusionando la arquitectura, el diseño y el interiorismo, para crear un espacio único y bellísimo.Diseñó los papeles pintados, las vidrieras, alfombras, tapices, muebles… siempre inspirándose en la naturaleza y experimentando con tintes naturales.

 

Fundó el gremio de Bellas Artes junto a otros diseñadores como Gabrielle Rossetti y Burne-Jones, de los que más tarde se separaría para fundar su propia empresa Morris & Co, que aún existe. A finales del SXIX amplió su actividad al mundo de la imprenta con la Kelmscott Press. Diseñó tres tipografías de inspiración alemana e italiana del siglo XVI, la Golden, la Chaucer y la Troy. Se volcó en la impresión manual y la iluminación de sus volúmenes, auténticas obras de arte, inspiradas en textos medievales. Pero su obra más sublime, desde mi punto de vista fue la creación de su propia casa, la Red House.

 

“El verdadero secreto de la vida es interesarse genuinamente por todos los detalles de la vida diaria”

 Y él lo consiguió aunando su condición de esteta con la de diseñador, uniendo belleza y funcionalidad en cada uno de sus trabajos.

 

“Dame amor y trabajo, solo éstas dos

Ensalzando la individualidad creativa del artesano frente a la precisión impersonal de la producción en serie y la mecanización del trabajo.

 

Amaba su trabajo y pensaba que el trabajo dignifica a las personas, por eso también se implicó en la defensa de los derechos de los trabajadores con su manifiesto de la liga socialista. Pero esto daría para otro artículo y hoy solo quiero compartir con vosotros una breve reflexión sobre la figura de William Morris, precursor del diseño en las artes y oficios, que supo ver como nadie la íntima conexión entre artesanía, arte, trabajo manual y naturaleza con una finalidad muy clara, la de hacer más grata y confortable nuestra vida, principios que reivindico como actuales y necesarios en la sociedad del siglo XXI.

 

Gracias a Morris por su legado y a vosotros por estar ahí.

 

Lucía Laínz

Fotógrafo. Santander 2021