Todos los años por esta época, una vez terminada la temporada de bodas, aprovecho para hacer un descanso y, cuando es posible, viajar a otros lugares. Al regreso suelo compartir en este blog algunas de mis mejores fotos de esos viajes. Así he compartido fotos de Ethiopia, Egipto, Varsovia o Turquía, por citar los más recientes. Pero este año por exigencias del Covid y la pandemia que nos castiga, he tenido que quedarme en casa. Creo que fue Socrátes el que dijo a uno de sus discípulos: “Para qué viajar tan lejos, si al final viajarás contigo mismo”. Pues sí, a veces no sabemos apreciar lo que tenemos al alcance de la mano, y este año, en el que el virus nos ha obligado a confinarnos en casa, cuando por fin hemos podido volver a salir, he sido más consciente que nunca de la suerte que tenemos los que vivimos en Cantabria y podemos encontrarnos en la montaña o la costa en menos de una hora.
Además, tengo la suerte de contar con un grupo de senderismo, Andalee, que se formó hace unos cinco años por iniciativa de mi hermana Ana, gran aficionada a la naturaleza y los paseos, más conocida como La Silvestre.
Ella fue la que propuso formar este grupo de amigas andaleras, amantes del senderismo, la literatura y la gastronomía, entre otras muchas cosas. Así fue como empezamos a quedar regularmente algunos domingos, cuando el tiempo y nuestras ocupaciones lo permiten, para realizar rutas por Cantabria y descubrir los parajes maravillosos que esconde nuestra tierra. El grupo ha ido creciendo y ya sumamos más de quince, nunca coincidimos todas, pero la voz cantante la lleva María, nuestra “amada líder”, que por delegación del resto es la encargada de diseñar las rutas y dirigir la orquesta, para evitar cacofonías, pues el gallinero es numeroso y levantisco.
Las rutas, aunque alguna vez nos hayamos despistado, suelen terminar con final feliz de vinos y cervezas y otras delicias gastronómicas, hay que recuperar calorías.
Así hemos recorrido toda Cantabria desde Soba a Puente Nansa, pasando por Campoo, Polientes, Liébana o la Vega de Pas, sin olvidar las rutas costeras por el Monte Tolío, el Buciero, la Costa Quebrada, o el Puerto Calderón, por citar algunos.
Al placer de caminar por todos estos sitios alucinantes unimos también la práctica de la lectura y el sano ejercicio, del intercambio y comentario de libros, pues en este grupo variopinto tenemos además de paisajista, abogada, fotógrafa, enfermera, doctora, historiadora, maestra, arquitecta, bibliotecaria, empresaria y un largo etcétera de caminantes-lectoras, amantes de la naturaleza y del gusto por vivir. Sobre todo eso, vividoras, algunas ya jubiladas, otras con niños pequeños todavía, pero todas con ganas de disfrutar de lo que la vida nos ofrece, el contacto con la naturaleza, la lectura, la música, el cine, el vino y la buena conversación.
A estas alturas de la vida y en plena pandemia, me siento muy, pero que muy afortunada de poder compartir con las chicas de Andalee tantas caminatas, risas y cervezas en nuestras rutas por Cantabria, de las que hoy con vuestro permiso, quiero compartir aquí algunas fotografías realizadas por el camino.
Ciao bellas, ¡nos vemos en la próxima!
O como decía mi madre: “Andando, que es gerundio”
Lucía Laínz