El encanto de la sencillez
A la hora de elegir los elementos que vamos a utilizar en la composición de nuestro bodegón debemos tener en cuenta que, cuantos más elementos introduzcamos, más dificultades tendremos para conseguir una fotografía armónica. Menos es más. Un tema sencillo, uno o dos elementos, un fondo neutro y una sola luz que puede ser una ventana de luz natural, junto con una cartulina blanca, plateada o un espejo para suavizar el contraste de la iluminación principal, pueden ser suficientes.
Analizar y valorar distintas opciones de composición, encuadre vertical u horizontal, distancia del objeto fotografiado, posición de cámara, objetivos, etc... para poder evaluar los resultados obtenidos y elegir las imágenes más interesantes.
¿Que objetos son los más adecuados para un bodegón?
En principio todos, pero especialmente los que tengan formas bellas, plásticas o sugerentes, sin necesidad de que sean perfectas, pero primando las formas sobre el color o la textura, pues un bodegón que se apoye solo en estas cualidades de los objetos, pero que no tenga una forma atractiva, no funcionará.
Esto no significa que la ambientación y el estilismo no sean importantes. Los objetos más apropiados para componer un bodegón sencillo suelen ser: flores, frutas, hortalizas, alimentos y los utensilios relacionados con ellas, cerámicas, vidrio y todo tipo de objetos fuertemente “humanizados” o de uso común, como cubiertos, herramientas, pinceles, lápices, útiles de escritorio, ropa, calzado...
Una composición elegante se reconoce rápidamente porque guía la mirada del espectador por la imagen sin crear conflictos entre sus elementos.
Lo mejor es construir nuestra imagen poco a poco, empezar por una o dos cosas, componer a través del visor, decidiendo lo primero si queremos un encuadre vertical u horizontal y no añadir ningún elemento nuevo hasta no tener resuelto el anterior.
Los fondos neutros y simples siempre funcionan y resaltan más los objetos cuando son más oscuros o están menos iluminados y tienen colores más apagados que éstos.
Un fondo adecuado es el que no se ve y aumenta el protagonismo de los objetos del bodegón.
Los recursos compositivos más utilizados en las artes icónicas: la simetría por repetición geométrica y el equilibrio asimétrico de la regla de los tercios.
Una composición es armónica cuando entre sus partes se establece un equilibrio que permite al espectador interpretar el mensaje visual sin interferencias y con claridad, guiando su mirada sobre lo que debe ver, la importancia de cada uno de los elementos y su orden de lectura.
Ya sea utilizando la regla de los tercios creando armonía situando los elementos de forma asimétrica pero equilibrada, situando el elemento principal en uno de los puntos de intersección de una imagen dividida vertical y horizontalmente en tercios. O bien rompiendo esta regla sustituyéndola por otros esquemas de composición basados en repeticiones simétricas, sucesiones o figuras geométricas imaginarias, que los objetos puedan describir dentro del cuadro de la imagen, como el triángulo o el cuadrado, también pueden ser válidas a la hora de componer.
En cuanto a las luces, si no queremos complicarnos la vida, podemos recurrir a la luz natural de una ventana, colocando una mesa cerca en una dirección lateral o en suave contraluz. Los problemas de contraste debidos a una sola fuente lumínica se aminoran con el uso de discos reflectores, espejos o cartulinas blancas o plateadas. También podemos recortar la luz de ventanal con pantallas negras delante de la propia ventana o del objeto o hacerla más difusa colocando telas translúcidas o papel cebolla o vegetal delante de la ventana.
Con un flash portátil o de zapata también podemos imitar la luz de una ventana: con una caja de zapatos pintada de blanco por dentro y de negro por fuera, colocando el flash en su interior, se sincroniza con la cámara y cerramos la caja con un metacrilato opalino o un papel vegetal.
La dirección de la luz también incide de forma importante sobre la composición y estética de la imagen.
Las iluminaciones frontales proporcionan una perfecta reproducción del color, pero un pobre modelado y escasa sensación de volumen; las excesivamente laterales y de calidad especular afectan a la correcta reproducción de los colores, lo que se soluciona con fuentes muy difusas.
Las reinas de los bodegones son por ello las luces laterales difusas, las más parecidas al efecto de una ventana lateral de luz natural, porque añaden un buen cromatismo, una fuerte sensación tridimensional y de textura, donde las sombras desempeñan un papel importante en la composición. Los contraluces son imprescindibles para separar los elementos del fondo, además de ser la luz de referencia con los cuerpos translúcidos y transparentes.
La dirección cenital difusa es muy popular entre los fotógrafos profesionales de bodegones, dan una adecuada iluminación básica de apariencia bastante natural con sombras poco molestas al quedarse debajo de los objetos, pero que necesita algún tipo de acento o efecto.
El esquema de iluminación idóneo sería el que utiliza tres fuentes o dos más un relleno. La principal es lateral difusa a 90o, la de relleno se dispone de manera simétrica en el lado opuesto y a mitad de potencia o se sustituye solo por un reflector. La tercera fuente difusa se coloca con una dirección cenital en ligero contraluz.
Espero que estos breves apuntes acerca de los elementos básicos a tener en cuenta a la hora de realizar nuestro bodegón fotográfico, extraídos de https://antona.wordpress.com/2010/01/21/bodegon/ os sean de utilidad a la hora de abordar este género pictórico y fotográfico tan atractivo como complejo, aunque a priori pueda parecer lo contrario.
Gracias por vuestra atención.
Lucía Laínz
Pero antes de terminar me gustaría también compartir con vosotros algunos apuntes técnicos extraídos de un artículo publicado en Superfoto, no 107 (http://acercadelafotografía.blogspot.com/2006/05/el-arte-de-la-composición- bodegones.html).