Rocío y Luis, es una pareja encantadora que acaba de regresar a Australia a los pocos días de su boda en Santander, otra de tantas parejas de esta generación que tienen que buscar fuera las oportunidades profesionales que aquí no encuentran. Pienso en todos los reportajes que he realizado en los últimos años para parejas que ahora viven en Canadá, Noruega, Chile, Australia o Suiza, por citar algunos. El mundo se ha hecho pequeño y volar a las antípodas en busca de mejores oportunidades cada día es más habitual. Estoy segura de que será una buena experiencia, pero sé que es duro vivir tan lejos de tu familia y amigos, y es una pena que gente tan cualificada no deje su talento en nuestro país. Pero así es la vida, unos vienen y otros van. Ya emigraron nuestros abuelos y ahora les toca a ellos desde esta tierra que tanto aman. Les deseo un buen viaje y espero que mis fotos les sirvan al menos para recordar los buenos momentos vividos en el día de su boda.
Una boda que comenzó en casa de la novia, una casa preciosa llena de recuerdos. Mientras Bea, la estilista de El Salón terminaba de peinar a Rocío, María José Guerra Make-up daba los últimos toques al maquillaje de la madre de la novia, el pequeño de la casa reclamaba un cola-cao en el pasillo, y el padre, asomado a la ventana, comprobaba que íbamos a tener un día espléndido.
Todos tranquilos y relajados, sin agobiarse, aunque el can cán del vestido de Palmira Novias le quedase grande y las sandalias le bailaran en los tobillos, ningún problema. Aún no había elegido los pendientes que iba a lucir ese día y solo faltaban quince minutos para que comenzara la ceremonia. El salón de la casa parecía el camarote de los hermanos Marx, pero todo se solucionó a tiempo.
La novia llegó puntual a la Iglesia de Santa Lucía decorada para la ocasión por su prima Lucía Bárcena de Flores Rebolledo y allí la esperaba Luis, vestido para la ocasión con su chaqué de la sastrería Garayo.
Terminada la ceremonia y pasamos un momento por casa de la novia para dejar el delicadísimo velo que lució Rocío, otra joya de encaje antiguo digna de ser conservada para futuras generaciones. Nos fuimos rápidamente al Tenis para, en un corto paseo por las instalaciones del club, realizar el reportaje de la pareja.
Luego vinieron las fotos de grupo con familia y amigos y tras el largo aperitivo, pasamos a los salones del club, donde se sirvió el banquete. Ya en los postres Rocío entregó su ramo a su amiga Pepita, y tras saludar a sus invitados inició el baile con su padre, que tras los primeros acordes del vals se la entregó a Luis. Así continuó la fiesta con la buena música de David Alonso Amazing Djs y allí los dejamos disfrutando de una velada, que seguro recordarán cuando desde Australia repasen las fotos de boda que hicimos y espero que les hagan revivir todas las risas y emociones vividas un día de septiembre en Santander, un día inolvidable, el día de vuestra boda.
Gracias pareja, esperamos veros pronto por aquí.
Lucía y Miguel