Hace frío ahí fuera, siento los pies helados, me acerco a la ventana para calentarme las manos en el radiador y me acuerdo de mi madre, que en las frías noches de invierno nos ponía el pijama sobre el radiador para que estuviera calentito cuando nos fuéramos a la cama. Lo de los pies fríos lo heredé también de ella, siempre buscando el calor del brasero bajo las faldas de la mesa camilla, tan friolera como yo, pero más cálida en sus abrazos. Tuvimos suerte de tener unos padres cariñosos. Ahora que ya no están nos quedan los buenos recuerdos de una infancia feliz y una vida vivida para compartir y disfrutar. Se fueron los Jefes, pero su espíritu permanece vivo en todos los miembros del clan. La vida continúa con su lento giro en espiral, todo pasa y todo vuelve en torno a un mismo punto, la familia.
Para mi familia he ido guardando todos estos años mis fotos más queridas. Recuerdo mi primer álbum, lo titule “Avec un air de famille”, y desde entonces hasta hoy no ha pasado un año sin que haya realizado un nuevo álbum familiar. He recopilado mis mejores imágenes, esas de las que nunca me canso porque tienen un carácter intemporal. Podrían ser de mi familia o de cualquier otra. Pudieron ser hechas en mi ciudad o en cualquier otro lugar. Aparecen mis hermanos y mis hijos, pero podrían ser los vuestros, porque cualquiera puede verse retratado en estas fotografías que hablan de sentimientos y relaciones tan profundas que son intemporales y a la vez universales. Y es por eso que pueden llegar al corazón de todos, no necesitan explicación, hablan de amor, de los padres y los hijos, de la casa, la tierra, el viaje, el encuentro o la partida y esto es algo que todos entendemos. Son cosas de la vida, de mi vida y de las vuestras, y vienen a recordarnos que todo sigue fluyendo y cambiando, pero hay cosas que permanecen en nuestro recuerdo y continuarán en el de nuestros hijos, porque están en el origen de todo y nunca se agotan. La familia es una de ellas y a mi familia van dedicadas estas fotografías que solo quieren detener el tiempo en los buenos momentos que me gusta recordar y que siempre volverán.
“El camino nunca tiene fin, el horizonte se apura hacia adelante”
Tomas Tranströmer
Santander, Navidad 2016
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