Me gustan los bares de playa en invierno. Cuando afuera azota el temporal y el viento, y las olas se adueñan de la playa, qué gusto da refugiarse en el bar, tranquilo, sin aglomeraciones playeras, tomarse un caldito caliente, un blanco de Rueda y si se tercia, una de rabas, que es domingo y no hay prisa por volver a casa, la comida puede esperar. El aperitivo se alarga en el relajamiento dominguero, mientras atisbamos tras los cristales empañados el ir y venir de las olas rompiendo contra las rocas, y nos demoramos un poco más en el calor del bar y la buena compañía.
Momentos para recordar, momentos para retratar. Cuando la luz y el ambiente acompañan no es necesario posar, simplemente medimos la luz, buscamos el encuadre apropiado y esperamos pacientes a que el modelo se olvide, ya llegará el momento y si hay suerte bastará con un click.
Otra imagen más que añadir a nuestra colección particular de fotografías, o lo que para mí es lo mismo, de buenos momentos, que al fin y al cabo es lo que deseamos coleccionar a lo largo de la vida, buenos recuerdos…
Lucía Laínz
Escribir comentario