Miguel y Elisa, una Boda sin pausas, pero sin prisas...
Cuando llegamos a casa de la abuela de Elisa lo primero que me sorprendió fue la calma que reinaba en su interior. Parecía una mañana de verano cualquiera; la novia en el baño con la peluquera, su padre risueño y tranquilo con su elegante chaqué listo para ejercer de padrino, un niño jugando en el zaguán. Así que esperamos en el jardín disfrutando de la soleada mañana hasta que la novia me avisó para que pasara a la habitación de su abuela, donde se vistió ayudada por su madre y sus tías, entre bromas y risas, sin agobios ni prisas.
Una vez arreglada con su precioso vestido de Hannibal Laguna bajamos al jardín para hacer unas fotos con la familia. Luego fuimos todos paseando hasta la iglesia de el Santo Cristo de Limpias, donde ya nos esperaban el novio, la madrina y el resto de invitados.
La ceremonia transcurrió también con calma. El cura se mostró simpático y entrañable y disfrutamos especialmente con la maravillosa música del coro dirigido por Mary Zamanillo y la belleza del interior del Santuario con sus impresionantes retablos.
El banquete se celebró en el Real Club Náutico de la cercana Villa de Laredo. Y mientras los invitados disfrutaban del aperitivo en la terraza del club, me fui con los novios para hacer algunas fotos en el entorno del embarcadero. Terminada la sesión dejamos a los novios disfrutar de su día con la familia y amigos, para volver al corte de tarta y terminar con el inicio del baile, que como es tradición abrieron la novia y su padre al compás del vals Nº 2 de Shostakovich, el remate perfecto para una boda que me encantó, por lo relajado, fluido y divertido que resultó todo, gracias al buen hacer y simpatía de Miguel y Elisa .
Espero que mi trabajo transmita esas buenas sensaciones que nos dejó vuestra boda, que la felicidad que mostráis os dure para siempre y que estas imágenes os sirvan para recordarlo.
Lucía Laínz
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