
Son muchas las novias que he fotografiado a lo largo de mi actividad de fotógrafa de bodas. Siempre digo, que la parte del reportaje que más me gusta es la de los preparativos previos a la ceremonia. Y esto es así por dos razones:
En primer lugar, porque me permite entrar un rato en la vida y el entorno familiar de los novios.
En segundo lugar, porque en esos momentos de prisas y nervios, nadie está pendiente del fotógrafo y puedo obtener las mejores fotografías. Las más verdaderas, menos posadas y seguramente las que más apreciaran los novios en el futuro.
Son estás fotografías tomadas en la intimidad de nuestras casas en un momento tan importante de nuestra vida, a punto de iniciar nuestra propia andadura, las que pasado el tiempo más valoraremos. He fotografiado todo tipo de casas y situaciones: novias llorosas, porque su maquillaje no era el deseado; novias que ahogaban sus nervios en champagne; madres desesperadas ante una interminable hilera de minúsculos botones imposibles de abrochar; habitaciones más atestadas que el camarote de los hermanos Marx, padres en pijama minutos antes de salir para la iglesia; madres histéricas con los rulos puestos; zapatos que se resisten o resultan demasiado holgados; anillos desaparecidos en el fragor de la batalla; ramos que no llegan y un largo etcétera de catastróficas desdichas.
Así que, cuando llegamos a casa de Candela y nos la encontramos recién llegada de la peluquería, ya maquillada, con esa sonrisa suya que enamora, dispuesta a tomarse un cafelito y un último cigarrillo en la terraza, disfrutando del momento de relax antes de vestirse, me pareció genial.
Y es que con Candela y Javier todo fue fácil, una ceremonia civil, al aire libre en la maravillosa finca de Villa Abarca, en Hazas de Cesto en un día de sol espléndido, en el que como pocas veces este verano en Cantabria tuvimos que buscar la sombra y, mientras los invitados disfrutaban del aperitivo, rescatamos a los novios de tantos abrazos y salutaciones y nos los llevamos a un rincón de la finca. Mientras se tomaban una cerveza y compartían un
pitillo, pudimos retratarlos como a mí me gusta con total naturalidad, sin prisas y saboreando el momento, antes de volver al bullicio del cocktail, las fotos de grupo, el brindis de los novios y el banquete.
Un momento muy especial fue el flash mob, que los amigos tenían preparado con amplio despliegue de atrezzo y cartelería, que nos puso a todos a bailar a tope. Después vinieron la entrega de ramos a las madres, abuela de la novia y una amiga muy especial.
Y tras el inicio del baile por parte de los recién casados allí los dejamos bailando al ritmo de Queco del Castillo Dj en una tarde de julio, que tardaremos en olvidar por lo divertida y auténtica que fue.
Gracias Candela y Javier, espero que nuestro reportaje os haya gustado.
Cecilia y Lucía
Gracias también a todos los que colaboraron en la celebración de la boda:
Jesus Peiró para Alma de boda - La Silvestre Flores - Vanessa Sainz Peluquería - El Jardín de Puente
Viesgo Catering - Dj Queco - Villa Abarca alojamientos.